¡Lo difícil no fue llegar, lo difícil será mantenerse, cumplir... Cada pueblo tiene el gobierno que se merece! La lucha sigue...

En Memoria de Don Julio Scherer García

LIC.  ANGEL VALDIVIESO CERVANTES*

Villahermosa, Tabasco; A 7 de Enero de 2015.- A casa de mis padres llegaba la revista Proceso. Les hablo de hace 30 años.
Nunca pregunté quién de los dos, si papá o mamá, me inició en el hábito de leer la revista.
Dueño de mis recursos, a partir de 1990, consumí los ejemplares por cuenta propia.
No creo haber gastado mas en un medio de comunicación que en Proceso.
Siempre he sentido un gran respeto por don Julio, por don Vicente, por don Miguel Ángel, por don Carlos Monsiváis, por los que escribieron tanto de lo que leí en mis años ciudadanos y periodísticos.
Los Periodistas, de Leñero, me acercó al hombre que fundó Proceso en 1976, a cuatro años de edad mía.
No hubo periodista de Proceso a quien no le haya preguntado especialmente por cómo era el trato de don Julio.

Foto: Facebook

Interrogué a Juan Veledíaz, a Jenaro Villamil, a Alejandro Almazán, a Diego Enrique Osorno, a Homero Campa, a Rogelio Naranjo.
Fue el caricaturista, en 2013, quien nos demostró confianza al hacernos saber el estado de salud de Julio Scherer García.
Ese mismo año obsequié a dos periodistas que respeto, a Victor y a Kristian, un ejemplar de la revista Variopinto, con textos de Campbell y Ravelo.
En noviembre de 2014 propuse a mis estudiantes de Política y Periodismo emprender una simbólica tarea en honor a don Julio en la UJAT.
Su ausencia, no la de ahora, sino la de siempre -rebelde ante los halagos, evasivo del aplauso fácil- no reduce mi sentido de responsabilidad con el hombre que me enseñó periodismo una vez a la semana, y a través de sus libros, siempre insuficientes las páginas para mi curiosidad respecto suyo.
Admito que saludar en persona a don Julio me hubiera hecho mucho bien. Fui su seguidor, en cambio, al hablar a mis estudiantes sobre su esfuerzo por enderezar los entuertos de la humanidad con la palabra como clavo y su ética como martillo.
Fui su amigo, después de todo. Cientos de revistas en mis armarios me lo confirman.
Elevado ahora, el silencio en su mirada, la ceguera de sus labios, veo a don Julio Scherer García como el más mortal de los individuos.
Me alegra haber coincidido, humilde mi presencia y humilde su grandeza, en la época que nos tocó vivir y contar.

*Catedrático de la Carrera de Comunicación en la UJAT