Por: Edgar Hernández
CHIAPAS PARALELO
La próxima semana el gobierno estatal deberá iniciar la entrega de uniformes y útiles escolares gratuitos a más de 1 millón 300 mil estudiantes de educación básica que regresarán a clases el lunes 18 de agosto. Lo que pareciera ser una loable acción gubernamental a favor de la economía de las familias chiapanecas, tiene más repercusiones políticas y sociales de las que a simple vista supone.
Con la donación, Manuel Velasco Coello cumple con uno de los compromisos pactados entre el gobierno y la Sección 7 del SNTE durante el conflicto magisterial que el año pasado paralizó casi tres meses el sistema educativo de Chiapas. Los maestros se adjudicarán ese logro y lo presumirán ante los padres de los alumnos para reforzar vínculos, legitimar la “eficacia” de su movimiento y asegurar el respaldo para futuras movilizaciones sindicales, como la que está programada para el viernes 15.
El Ejecutivo estatal por su parte, desde hace varias semanas viene capitalizando la entrega de uniformes incorporándola a su publicidad institucional como un hecho histórico. Y en ese sentido, seguramente se organizará un acto multitudinario para el lucimiento del gobernador que es un hábito perpetuo y delirante en esta administración.
La promoción Gubernamental
Sin embargo, la faceta más polémica y reprobable de la donación, es que se utilice la vestimenta de los niños estudiantes para hacer propaganda oficial y publicidad política subliminal. Las playeras blancas con vivos verdes llevan grabadas el logotipo (los aros multicolores) y el eslogan del gobierno (Chiapas nos une) y el lema de un programa educativo (BIENESTAR/UNIDOS POR LA EDUCACIÓN); mientras que los pantalones y las faldas son de color verde, alusión directa al nombre y a la tonalidad del logo del partido en el poder (Partido Verde Ecologista de México).
Bajo esta estrategia, la propaganda gubernamental invadirá descaradamente los hogares de miles de chiapanecos, como ya lo viene haciendo con las miles de playeras “Gobierno de la gente” que se regalan de forma indiscriminada en los eventos del gobernador. Los uniformes gratuitos se convierten así no en un desinteresado apoyo a la economía familiar, sino en un instrumento más de la política de “caridad” con fines de lucro político-electoral, verificables en el 2015. ¿Quiénes más se “colgarán” de este “tornado” publicitario? ¿Los diputados, los alcaldes, otros funcionarios estatales?
Además del arbitrario uso de los alumnos de educación básica como propaganda ambulante, la idea de la nueva vestimenta uniformará a todo el alumnado de los colegios públicos, eliminando el sano paisaje de la diferencia pues desfigurará el sello que por años le ha dado identidad a las escuelas.
La publicidad oficial elevada a esa dimensión, resulta abusiva y grotesca.