MÉXICO, D.F. José Gil Olmos (apro).- Andrés Manuel López Obrador y el poeta Javier Sicilia tuvieron un desencuentro este día en el Castillo de Chapulpetec, luego de que el poeta acusó al candidato presidencial de autoritario, soberbio y de dar cobijo a figuras emblemáticas de la represión como Manuel Barlett que es candidato a senador para Puebla por el Partido del Trabajo.
López Obrador respondió a Sicilia que no lo podía meter en el mismo saco que a otros políticos corruptos y represores porque él tiene más de 30 años luchando por los derechos humanos y le dijo al dirigente del Movimiento de
Paz con Justicia y Dignidad que su posición de invitar al voto nulo o blanco para el próximo primero de julio, sólo beneficiaría al régimen y al PRI.
En tono molesto, Sicilia le exigió que no le creara falsos porque no está encabezando ninguna campaña para la anulación del voto.
El arranque del evento auguraba la diferencia de posiciones, López Obrador no aceptó el beso en la mejilla que Sicilia le iba a dar a la entrada al Alcázar. Sonriendo forzádamente el candidato sólo permitió un abrazo fuerte y
luego tomó su asiento acompañado del líder nacional del PRD, Jesús Zambrano.
Los integrantes del MPJD estaban extrañados con López Obrador porque hasta de última hora confirmó su asistencia.
De hecho, minutos antes de la cita, se enteraron de que ya había llegado el candidato acompañado apenas de su jefe de prensa, el líder del PRD y su jefe de escoltas.
Tras el minuto de silencio en memoria de las víctimas, la joven Coral Rojas, hija de Eva Alarcón, desaparecida en noviembre del año pasado con Marcial Bautista, ambos de la organización Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán, cuestionó al candidato:”Le preguntamos candidato, ¿a qué se va a comprometer aquí ahorita? Las víctimas no han aparecido en su agenda, o es que los desaparecidos no importan porque no significan votos”.
En tanto, María Ignacia González, madre de los desaparecidos Andrés y Braulio hace un año en Tamaulipas, le dijo al tabasqueño que le había pedido a Dios tenerlo cerca para decirle que fuera más sensible con las víctimas: “¿Qué haría si le desaparecieran, torturaran o asesinaran a un hijo?, inquirió entre lágrimas”.
Luego empezó Sicilia con el posicionamiento del Movimiento por la Paz. “Para muchos usted significa la intolerancia, el resentimiento político, la revancha sin matices, el mesianismo, la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las colusiones de su partido, que incluso contra la mejor tradición de la izquierda mexicana, no han dejado de golpear a comunidades indígenas de Chiapas y Michoacán y a estudiantes de Guerrero”, dijo el poeta a López Obrador que lo miraba molesto, golpeando con los dedos la mesa y meciendo el pie derecho debajo de la mesa.
Agregó ante la evidente molestia del tabasqueño: “Significa también componendas con represores del pasado, Bartlett es sólo la punta del iceberg”.
Insistió en su discurso que el país se enfrentaba a una encrucijada en estas elecciones y que cualquiera que gane tendrá un país desgarrado en su tejido social.
“Hoy parece que las urnas electorales no alcanzarán a responder a los sueños rotos de la patria”.
En respuesta, López Obrador exigió en tono duro que no lo consideraran un político soberbio ni mesiánico y se comprometió a resolver la violencia en el País desde sus causas: el desempleo, la corrupción y la impunidad.
“No me pueden meter en el mismo costal, no es soberbia, es que yo me formé de otra manera, no soy político mentiroso, corrupto, llevo 35 años luchando por mis ideales, por mis principios, y empecé trabajando en comunidades indígenas”, expresó al recalcar que también ha defendido los derechos humanos desde antes de que existiera
la Comisión Nacional de Derechos Humanos y las organizaciones sociales que tienen esta bandera.
“No soy autoritario, no soy mesiánico, no soy nada de eso que tú mencionas y que han utilizado los que no quieren un cambio en este País. Puedo voltear a ver a los ojos a todos, no tengo nada de qué avergonzarme, entiendo muy bien el problema, lo hago mío todos los días, todos los días hablo con la gente”, contestó a Sicilia.
López Obrador dijo que no era un burócrata de la política porque desde joven ha luchado al lado de los indígenas y en los últimos meses se ha dedicado a recorrer el país para escuchar a la gente.
Aprovechó el momento para decirles que no ve otra salida para el país que la vía electoral y que le parecía inaceptable que descalificaran a todos los políticos por igual diciendo que no hay alternativas.
Y cuestionó a Sicilia: “¿Vamos a seguir haciendo sólo análisis de la realidad sin transformarla?” invitándolo a reflexionar sobre su posición de no votar por ningún candidato en esta elección presidencial, sino por el voto blanco que es tachar a todas las propuestas como forma de protesta.
Fue a partir de ahí que el desencuentro se profundizó.
Sicilia replicó a López Obrador señalándole que entre los integrantes de su partido, el PRD, hay hostigadores y fascistas. Le recordó que también ha habido casos de corrupción y que no se ha hecho nada al respecto.
“Si hablamos de hostigamiento y amor, quiero enseñarle lo que he sido hostigado por sus correligionarios: Es ha fuerza con ustedes o a fuerza”, Sicilia.
El poeta le dijo al candidato que lo respetaba pero le pidió escuchar: “Yo le pido también autocrítica, no es con usted señor López Obrador, veo muchas gentes que lo apoyan con un espíritu fascista”.
Antes de salir, López Obrador asumió las propuestas del Movimiento por la Paz como ver el problema de la drogadicción como un asunto de salud; cambiar la estrategia militar en el combate al crimen organizado; atacar la raíz del problema investigando el lavado de dinero.
Pero al final hubo un silencio pesado. Algunos se despidieron con abrazos y muestras de apoyo a López Obrador, mientras que otros daban palmadas a Sicilia señalándoles que no sintieron al candidato de la izquierda solidarizarse de corazón con el dolor de las víctimas.